Luego de la caída en Edén con la entrada del pecado al mundo (Génesis 3:17), el estado de orden ideal y convivencia del cual debíamos gozar, desaparece por causa de la muerte espiritual que nos dejo la derrota de Adán (Efesios 2:1-3); la humanidad desprecio la gloria de Dios para buscar la suya propia y en consecuencia (Eclesiastés 7:29), la vida en este mundo estaría sujeta al sufrimiento por causa de la enemistad del hombre con su Creador (Juan 3:19). No obstante Dios en su sabiduría; dejo claro la necesidad de una fuerza coercitiva en poder de reyes y príncipes, cuyo objetivo sería garantizar el orden interno y la soberanía de una sociedad constituida. Como está escrito dentro del plan de redención, su pueblo escogido debía enlistar en las filas del combate, los hombres que tomarían por la fuerza la tierra prometida y velarían por el orden y la soberanía de la misma:  

“Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas. De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos. Y estará con vosotros un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres.” Números 1:2-4

En tal sentido podemos inferir, que de la misma forma que Dios uso el poder coercitivo de la fuerza angélica en la rebelión de Satanás (Apocalipsis 12:7-9), a dispuesto que a través de la fuerza pública se establezca el orden del estado y la convivencia de una ciudadanía. El servicio militar ha sido establecido por Dios como un instrumento dentro de sus propósitos eternos; por lo tanto, cuestionar su existencia así como su estructura, es intentar deliberar con Dios mismo (Romanos 13:2). 

Los problemas que azotan la sociedad, tienen su origen en el corazón del hombre (Santiago 4:1), y no desaparecerán hasta que Dios culmine todas las fases del plan eterno de redención (Apocalipsis 21:1-4); sin embargo, el todo poderoso se ha provisto del aparato del estado y los componentes de poder público, para velar por el orden y la convivencia en este mundo corrompido por el pecado (Romanos 13:3-4). Cabe resaltar que aunque la injusticia suele ser el pan de cada día, Dios por encima de la maldad del ser humano sigue gobernando sobre el planeta tierra (Daniel 4:35). En este orden de ideas, quisiera resaltar la particular similitud que observa la fuerza pública, con el modelo estructural del ejército angélico que se describe en las Sagradas Escrituras: 

El ejército angélico también se mueve a órdenes. (Daniel 9:21-23

“Aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.”

Dios hace formar las tropas de los cielos frente a su estrado. (Job 1:6

“Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.”

Dios imparte instrucción y consignas a su ejército. (2 Crónicas 18:19-21)

“Y Jehová preguntó: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera. Entonces salió un espíritu, que se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué modo? Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. Y Jehová dijo: Tu le inducirás, y lo lograrás; anda y hazlo así.”

Dios sentenció la insubordinación en sus filas. (Isaías 14:12-15)

“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.”

La dinámica funcional de ejército y policía, es un espejo de como Dios establece el orden en el cielo. (Apocalipsis 12:7-9)

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.”

Dios se proclama a si mismo comandante de los ejércitos. (1 Samuel 15:2)

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.”

Recuerdo una noticia donde un estudiante insultaba a un policía, argumentando que por su ignorancia estaba uniformado con un casco y un escudo; finalmente todo pensamiento que desdeñe de los bienes que Dios ha revelado en su Escritura, pierde su valor racional y termina rayando en la necedad. La doctrina militar y de policía, aparte de la monarquía, tiene más similitud con la dinámica de los ejércitos celestiales, que cualquier otra forma de gobierno u organización sobre la tierra, evidentemente el despliegue de la fuerza pública en la faz del planeta, es un regalo que viene de las entrañas del cielo.

 

Pedro De Jesus Gaona Cruz

Pedro De Jesus Gaona Cruz

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